Un hallazgo casual es la explicación de la oftalmóloga sobre el origen de las manchas que tiene en el ojo mi hija y que pueden hacer peligrar su visión; pero que no guardan relación con su síndrome de Noonan.
Yo me pregunto: ¿Existe la casualidad? Porque estoy un poco harta de tener que explicar a cada médico nuevo que explora a mi hija todo su historial médico de 18 meses de vida. ¿Para qué existirán los informes médicos si solo se los leen los residentes y alguno más?
“No, no es toxoplasmosis” le tengo que explicar a la 3ª oftalmóloga que la explora. “La 1ª serología salió negativa y la 2ª quince días después, también.” La meterán a quirófano otra vez para asegurarse. Ya he perdido la cuenta de cuántas pruebas le han hecho para asegurarse…Pienso en todo eso, mientras la pobre no para de llorar y la agarramos entre 3 personas para que no se mueva. No están seguras.
Ay, la seguridad, ¡qué necesaria eres y qué difícil de alcanzar!
Realmente, ¿Cuántas posibilidades habría de que nazca con una enfermedad rara y además con una infección prenatal? Existe la posibilidad, sí. Ya he aprendido que a veces te toca el palito corto en esta vida y tiras para adelante con tu palito. Parece ser que las casualidades existen, sí.
Sé más de uno que me diría: “No existen las casualidades. Todo tiene una explicación”. Puede que sí o puede que no. Sin embargo, ya me he acostumbrado a no preguntarme ciertas cosas y; simplemente, hacer caso a lo que me recomiendan los profesionales.
Es una sensación bastante desagradable de impotencia; pero, ¿se puede ser experto en todo? ¿Saben los expertos de todo? No. Esa es la realidad. Solo nos queda confiar en los profesionales.
Veremos cuántas casualidades nos depara el futuro y cómo ir sorteándolas porque lo que no es casual es: la fuerza y la vitalidad que tenemos cada uno de nosotros para enfrentarnos a esas “casualidades”.